Estella se sitúa a orillas del río Ega a
mitad de camino entre Pamplona y Logroño. Es Camino de Santiago, y precisamente
por estar en él, surgió como fundación real de Sancho Ramírez, rey de
Aragón.
A la muerte de su primo Sancho Garcés, rey
de Navarra el 4 de junio de 1076, asesinado mientras cazaba. Fue despeñado en
Peñalén por su propio hermano Ramón, en connivencia con su hermana Ermesinda
para quedarse el reino. Los navarros, lejos de permitir el acceso al trono al
regicida, optaron por el monarca aragonés, que pasó a ser "Rey de Aragoneses y
Pamploneses" (Domingo Buesa Conde. Edit. Ibercaja
1996). Ese misma año otorgó fueron a Jaca convirtiéndola en
la primera ciudad del reino.
En su decidida intención de dar apoyo al
Camino de Santiago decidió que en el lugar de Lizarra, antiguo emplazamiento
vascón, equidistante de Puente la Reina y Los Arcos (dista 20 kilómetros de cada
uno de ellos) surgiera una etapa del Camino, donde descansar los peregrinos. En
1090 dio fueros al lugar, copia de los de Jaca, facilitando el asentamiento de
hombres francos y facilitando el establecimiento de comercio y población. Así, a
caballo de los siglos XI y XIII surgió el primer templo románico de Estella: San
Pedro de la Rua. Mas tarde, nuevos templos centraron los nuevos barrios del
lugar, a ambas orillas del río. Primero San Miguel y más tarde, San Juan.
El camino de Santiago, paralelo al curso
del río, pasa a los pies de San Pedro de la Rua. Y poco a poniente de este
templo-fortaleza, a mitad de camino hacia el río, se fundó el magnífico Palacio
de los Reyes de Navarra en el último tercio del siglo
XII.
La iglesia de San Miguel se sitúa en la
orilla izquierda del río Ega, en la orilla opuesta al núcleo fundacional de la
ciudad. Se edificó sobre una mota y domina desde su elevación al caserío que ha
ido creciendo en torno suyo. En la
actualidad, recientemente restaurada, es la suma de sucesivos momentos
históricos que dejaron su impronta en el templo. Canónicamente orientada, tiene
planta de cruz latina gracias a una alargada nave transepto que al modo
cisterciense alinea cinco ábsides, tres de los cuales se manifiestan al
exterior, mientras que los dos de los extremos solo los advertimos al interior
no manifestándose al exterior.
Hay noticias de que existió una antigua
parroquia dedicada a San Miguel hacia 1145. Pero los restos más antiguos se
encuadran entre 1187 - 1196 (fecha de la invasión de Navarra por los
castellanos).
Al interior se estructura en tres naves de tres tramos
modificadas ya en clave gótica en el XVI. Posee dos portadas. La orientada al
sur a la que se accede tras larga y espléndida escalinata en piedra formando
ángulo que remonta hasta lo alto del espolón rocoso en que se alzó el templo
(Imagen 10). Cronológicamente esta portada
corresponde al XIII. Es de sencilla hechura a base de cinco arquivoltas
apuntadas decoradas con baquetones y escocias y apeadas por medio de imposta
corrida en tres parejas de capiteles de sencillas hojas vegetales enrolladas y
formando tuberosidad en sus extremos. Las de los extremos lo hacen en jambas
rectas (Imágenes 6 a
8).
Un bello ventanal gótico abre en el muro sur del
transepto (Imagen 4). Cierra el templo a poniente una torre de aspecto
defensivo, que a buen seguro debió de ser de mayor altura. Un espectacular
contrafuerte acabado en arbotante la sustenta desde el sur.
Al norte abre la portada principal del templo, tan bella
en su decoración que eclipsa al resto del mismo, siendo más conocido el templo
por su portada que a la inversa. Más adelante la veremos en detalle. A ella se
llega rodeándolo por poniente y da a una amplia plaza con ajardinada en la que
parecen brotar estelas funerarias románicas (Imagen
2). Desde ese lugar, las vistas sobre la ciudad son
amplias.
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El acceso a la zona sur del templo, tanto desde la plaza
descrita como a través de la escalera permanece cerrado por medio de verjas de
hierro que abren bien avanzada la mañana.
La sensación global es que lo más antiguo del templo es
el muro norte con su portada de finales del XII. El arranque de la cabecera es
tardorrománica y se completó ya en clave cisterciense en el primer tercio del
XIII. Las abundantes y bonitas marcas de cantero, así como la temática de sus
capiteles sugieren una relación con otro templo emblemático como es Santiago de Agüero en
Huesca.
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