sábado, 21 de abril de 2012

Estella...


A caballo entre Pamplona y Logroño, “Estella la Bella”, nombre por el que era conocida esta ciudad en el siglo XV, es parada obligatoria de peregrinos en su ruta hacia Santiago y turistas ávidos de conocer los mejores rincones navarros.
Estella, de unos 13.000 habitantes, se encuentra a pocos kilómetros de ciudades como Pamplona, Vitoria o Logroño, hecho que ha propiciado que Estella-Lizarra se haya convertido en ciudad de importante actividad administrativa y comercial.
Localidad referente en lo que a tradición, arte y gastronomía se refiere, su historia se remonta a 1090, año en que Sancho Ramírez, rey de Aragón, fundó la ciudad. Es entonces cuando comienza su época de máximo esplendor, propiciándose el desarrollo de una fructífera arquitectura que desemboca en un importante legado románico que cuenta en su haber con palacios, iglesias, conventos y nobles edificios.
Entre sus construcciones más notables destaca el Palacio de los Reyes de Navarra, único edificio civil y románico de la provincia (declarado Monumento Nacional en 1931), también conocido como Palacio de los Duques de Granada de Ega.
Los templos de culto también representan una parte significativa del legado turístico de la ciudad, y un breve recorrido por las iglesias de San Pedro de la Rúa (con un importante claustro del s. XII), San Miguel y El Santo Sepulcro (ambas del s. XII-XIV) servirán para que el turista se quede prendado de esta ciudad medieval situada en plena ruta jacobea.
De visita imprescindible es también el monasterio de Iratxe (a unos 2 km de Estella) –que a lo largo de su historia ha sido hospital de peregrinos, universidad, hospital de guerra y, quizás, próximo parador de turismo–, así como el palacio del Gobernador y la casa Fray Diego de Estella-Lizarra.
Y si el tiempo lo permite, es muy agradable pasear por el parque de Los Llanos, que posee una piscina natural a la que se le atribuyen propiedades medicinales.

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