Sin duda, aunque sea lo más conocido, la "inmersión" en el románico zamorano debe empezarse por visitar la catedral, un templo que no sólo es un impresionante ejemplo del mejor románico, sino que además tiene un carácter especial y peculiar, un estilo propio y original que, sin dejar de ser románico, es también otra cosa.
Lo más llamativo de la catedral, o al menos lo más original, es su cúpula, tan llamativa por el exterior como por el interior.
El interior, algo más sencillo, transmite elegancia y serenidad; el exterior, con un aire orientalizante muy poco habitual en nuestro país, es probablemente la cúpula más original de una catedral española. La cúpula, las escamas que la decoran y las cigüeñas que suelen poblarla se han convertido, con toda justicia, en un símbolo de la ciudad.
A su lado la recia torre llama también la atención: se cree que en origen era almenada y formaba parte de las defensas de la ciudad, y desde luego parece hecha para mucho más que colgar las campanas.
En el interior la acumulación de elementos posteriores ha hecho perder algo de encanto a la Catedral, al mismo tiempo que, en cierta forma, ha ganado en interés. Lo que es innegable es la capacidad del templo para sobrecoger, aunque quizá en mi propio sobrecogimiento tenía no poco que ver la suerte que tuve al visitarla: muy cerca del mediodía y entre semana la catedral y su interesante museo estaban abiertos, literalmente, para mí solito.
Veo que te has puesto las pilas, el viaje a Zamora da sus frutos, tambien Estella y sobre todo el gol.
ResponderEliminarNo te pierdes nada y ademas nos lo enseñas
De Zamora muy buenas las fotos.
Si el objeto a fotografiar es bueno, no pueden salir fotos malas... No crees?
ResponderEliminarPor supuesto que es imposible sacar una mala foto de la Catedral de Zamora, ni queriendo.
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