Manuel Martínez Cuervo
sábado, 11 de junio de 2011
Hogar, dulce hogar...
Se acabaron las clases, los madriles y todo lo demás...
Balance positivo...
Y de nuevo en casa, que alegría..., eso sí, con sangre nueva...
1 comentario:
Jaime
12 de junio de 2011, 7:42
De no ser por el cambio de sangre, la estancia en Madrid no habría merecido la pena.
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De no ser por el cambio de sangre, la estancia en Madrid no habría merecido la pena.
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