miércoles, 25 de julio de 2012
lunes, 23 de julio de 2012
miércoles, 18 de julio de 2012
Aceñas de Olivares en Zamora...
Las Aceñas de Olivares son un tipo de molinos ubicados sobre el cauce del río Duero. Constituyen uno de los cinco conjuntos de aceñas que todavía subsisten en la ciudad, si bien todos ya fuera de uso productivo desde comienzos del S. XX, junto con las de Pinilla, Cabañales, Gijón y Los Pisones. Han sido rehabilitadas y consolidadas para instalar en ellas el Centro de Interpretación de las Industrias Tradicionales del Agua. El proyecto, con una inversión de 317.000 euros, estuvo a cargo de los arquitectos Francisco Somoza y Pedro Lucas del Teso.
Historia.-
Durante la Edad Media era muy habitual la existencia de numerosas aceñas ubicadas en las riberas de los ríos zamoranos, aprovechando la fuerza motriz de las corrientes. Su edificación era un problema arquitectónico poco evidente con la tecnología constructiva de la época. En aquel tiempo su posesión suponía una relación de poder de una comunidad dada. La documentación antigua existente sobre la descripción de estos ingenios mecánicos asigna la denominación "aceña" a los mecanismos que funcionan en ríos con gran caudal, mientras que se reserva la denominación "molino" a aquellos ubicados en cauces de menor caudal. Es por esta razón que la denominación aceña es correcta al mencionar los de Zamora a orillas del Duero.
Las Aceñas de Olivares toman su nombre del lugar de su construcción, el antiguo Arrabal de Olivares. La primera referencia escrita que se tiene de ellas es del año 986, y alcanzaron su máximo apogeo en el S. XIII. Las aceñas no eran propiedad de una sola persona. Su construcción, mantenimiento y su producción de harina de trigo eran responsabilidad de una comunidad. Por regla general se trataba de comunidades religiosas, que se encargaban de proporcionar las denominadas divisas o veces a los arrendatarios. En este caso concreto el propietario era el Cabildo Catedralicio, que poseía asimismo las de Pinilla (éstas últimas también conocidas precisamente como Aceñas del Cabildo). Las propiedades de las aceñas son concedidas a las órdenes religiosas por el rey. Esta situación va cambiando a medida que evolucionan los siglos.
Historia.-
Durante la Edad Media era muy habitual la existencia de numerosas aceñas ubicadas en las riberas de los ríos zamoranos, aprovechando la fuerza motriz de las corrientes. Su edificación era un problema arquitectónico poco evidente con la tecnología constructiva de la época. En aquel tiempo su posesión suponía una relación de poder de una comunidad dada. La documentación antigua existente sobre la descripción de estos ingenios mecánicos asigna la denominación "aceña" a los mecanismos que funcionan en ríos con gran caudal, mientras que se reserva la denominación "molino" a aquellos ubicados en cauces de menor caudal. Es por esta razón que la denominación aceña es correcta al mencionar los de Zamora a orillas del Duero.
Las Aceñas de Olivares toman su nombre del lugar de su construcción, el antiguo Arrabal de Olivares. La primera referencia escrita que se tiene de ellas es del año 986, y alcanzaron su máximo apogeo en el S. XIII. Las aceñas no eran propiedad de una sola persona. Su construcción, mantenimiento y su producción de harina de trigo eran responsabilidad de una comunidad. Por regla general se trataba de comunidades religiosas, que se encargaban de proporcionar las denominadas divisas o veces a los arrendatarios. En este caso concreto el propietario era el Cabildo Catedralicio, que poseía asimismo las de Pinilla (éstas últimas también conocidas precisamente como Aceñas del Cabildo). Las propiedades de las aceñas son concedidas a las órdenes religiosas por el rey. Esta situación va cambiando a medida que evolucionan los siglos.
martes, 17 de julio de 2012
lunes, 16 de julio de 2012
Castillo del Sobroso en Mondariz...
El Castillo de Villasobroso o de Sobroso se sitúa en el término municipal de Mondariz, aunque es propiedad del Concello de Ponteareas, que es quién lo gestiona y lo mantiene. En una ladera del Monte Landín se encuentra un promontorio donde en su alto se erige la fortaleza. Como otros tantos castillos y fortalezas de Galicia este fué construido sobre un poblado castrexo que al igual que el castillo, eligiera este lugar tan privilegiado. A una altura de 334 m sobre el mar desde donde se divisa un semicírculo de entre 8 y 12 km. Desde aquí se controlaban las comunicaciones entre las tierras interiores y el mar y la histórica villa de Tui. En la antiguedad la parroquia donde se ubicaba el castillo era llamada San Martiño da Portela (puerta). En 1926 se cambió por el actual topónimo, Vilasobroso. El nombre "Sobroso", antiguamente "Soberoso", viene dado por el abundante número de sobreiras (alcornoques) que poblaban el lugar.
Se sabe que existió otra fortaleza más antigua en lo alto del Monte Landín, del cual se conserva hoy en día una fuente de piedra con un muro de mampostería muy antiguo que pertenecía a esta. Se dice que ya por el siglo IX, Bermudo II se refugió en esta fortaleza (quizás en la más antigua) durante la batalla de Portela Arenaria (Vilasobroso), cuando se enfrentaba a las tropas del rey de León, Ramiro II. Hacia el final de siglo, el mismo Almanzor saqueó toda la zona, así como el castillo. La primera referencia documentada que tenemos del actual castillo de Sobroso data del siglo XII, concretamente del año 1117, cuando según, la "Historia Compostelana", Doña Urraca es cercada en esta fortaleza por su hermana Doña Teresa, infanta de Portugal, y por los partidarios de su hijo, encabezados por el Conde de Traba. Recluída esta en sus calabozos, la leyenda cuenta como logró huir por unos pasadizos secretos que conducían a orillas del mismo río Tea. Hoy en día parecen existir restos de estos túneles, de los cuales no vamos a descubrir su localización, pues sus interiores guardan peligros, como pueden ser la formación de gases tóxicos que pueden provocar la falta de oxígeno. En su huída, Doña Urraca fue a Compostela en busca de la ayuda del arzobispo Gelmirez, para retornar y volver a conquistar la fortaleza.
En 1190 aparece en una documentación Pelayo Muniz como ocupante del castillo en nombre del Rey, dado la importancia defensiva que tenía esta fortaleza en el obispado de Tui. Más tarde pasa a manos de los Soboroso hasta que en 1379 Pedro Ruíz de Sarmiento y sus descendientes reciben el señorío de Sobroso, de manos de Juan I. En el siglo XV, Alvaro Pérez de Sotomayor se apodera de las propiedades de un descendiente de los Sarmiento, Don Diego, pero poco le duraría esta posesión porque, doce años después, durante la revuelta Irmandiña (1467-1468) el castillo, como tantos otros en Galicia, fue destruido en gran parte. Pasa entonces a manos del hermano bastardo de Diego, Pedro Alvarez de Sotomayor, llamado popularmente Pedro Madruga, Conde de Camiña, quién lo reconstruye. Sin embargo, cautivo Pedro en Benavente, García Sarmiento, recupera el castillo. Liberado Pedro Madruga , vuelve a la carga hacia la codiciada fortaleza, y para ello levanta una fortificación en el cercano monte de A Picaraña, desde donce se divisaba el castillo de Sobroso. Llegó incluso a coger preso a Diego, pero sus partidarios nunca se rendirían. Pedro Madruga se retiró ante la llegada de ayuda de nobles gallegos a favor de los Sarmientos. Así Don Diego, pudo terminar la reconstrucción de la fortaleza.
Con la llegada de los Reyes Católicos, la fortaleza pierde el caracter bélico y pasa a ser residencia de múltiples nobles y alcaides nombrados por los Condes de Salvaterra y los marqueses de Sobroso, para el control de la jurisdición.
Con la llegada de los Reyes Católicos, la fortaleza pierde el caracter bélico y pasa a ser residencia de múltiples nobles y alcaides nombrados por los Condes de Salvaterra y los marqueses de Sobroso, para el control de la jurisdición.
En 1626 García Sarmiento de Sotomayor, recibe el marquesado de Sobroso, siendo también Conde de Salvaterra. La jurisdición de Sobroso se mantiene hasta 1835, año en que se abolen los señoríos. A partir de aquí el castillo queda en abandono, hasta que por herencia pasa a manos de los duques de Hijar. Hacia finales del siglo XIX lo adquiere el conde de Torrecedeira que lo vende a Alejo Carrera Muñoz en 1923. Este lo restaura casi en su totalidad. Ya en los años 70 el castillo está completamente en ruinas hasta que es comprado por el concello de Ponteareas en 1981, quién en una magnífica labor de restauración, lo recupera y mantiene hasta nuestros días en forma de conjunto histórico, museo etnográfico y centro de de recuperación popular de la zona.
sábado, 14 de julio de 2012
viernes, 6 de julio de 2012
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