INTRODUCCIÓN
La obra del dibujante y escultor
anarquista Baltasar Lobo ha sido expuesta recientemente en las calles de
distintas ciudades andaluzas. Autor imprescindible para comprender la
transición al informalismo escultórico, su universalidad conceptual traspasa las
barreras del tiempo, vinculándose al compromiso social que caracterizó su vida
y que ha dado carácter único a su creación. Fruto de su admiración por las
formas cicládicas y del mundo ancestral ibérico, resultado de sus contactos con
las vanguardias surrealistas y existencialistas del exilio, las criaturas
estáticas llenan espacios de nuestros lugares cotidianos de paso, invitándonos
a una reflexión sobre la participación popular en el arte que tanto se
esforzara en propiciar desde su ideología libertaria.
Participará
del movimiento escultórico que pretende innovar el asfixiante academicismo
imperante a finales del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX, como
hicieron otros artistas vanguardistas entre los que citamos a Rodin, Brancusi,
Medardo Rosso y Picasso, entre otros. Persigue las formas puras y plenas de
vida, resultado de su curiosidad y amor por la biología. Las divinizaciones se
transforman en metáforas laicas con aspectos totémicos que pretende explicar el
origen primigenio de todas las naturalezas. Las "maternidades"
adquieren la dimensión de figuras generadoras de la vida, asumiendo un
contenido simbólico comparable al de la madre-tierra de las civilizaciones
primitivas.
Recurriendo
a una espiral de abstracción ilimitada, las voluptuosas formas dan protagonismo
a figuras femeninas en las que destacan sus intemporales maternidades, su amor
por la libertad inserta en la naturaleza o sus recorridos por un tiempo
placentero, al que accedemos desde la belleza de las formas puras. Enredadas en
la atmosfera del paisaje urbano, las esculturas de Baltasar Lobo alcanza la
máxima expresión del sentimiento liberador con que el autor quiso regalarnos,
exentas ya de aristas confrontadoras como las de sus dibujos belicistas de una
época y una experiencia vital latente, pero ya superada.
BIOGRAFÍA
Baltasar
Lobo nace el 22 de febrero de 1910 en un pueblo de la provincia de Zamora
llamado Cerecinos de Campos. Su familia, de origen campesino, induce al
muchacho a instruirse en el oficio de su padre, dedicado a la carpintería.
Huérfano y dueño de un pequeño taller de carretería, Isaac Lobo comprará una
casa casi en ruinas que rehabilitará para acoger en ella a sus hermanos. Según
comentará años después su hija Visitación Lobo, realizaba trabajos muy duros
aunque bien remunerados, que dejarían huella en su salud debido a las
inhalaciones de los vapores resultantes de la fundición del hierro. Dotado de
una reconocida inteligencia y siendo un trabajador ejemplar, en su local se
celebraban reuniones de las gentes que tenían interés en debatir temas
políticos y problemas cotidianos. A pesar de terminar exhausto, asistía a las
clases nocturnas que impartía el maestro Rosendo Rosada. Siempre procuró
rodearse de todos aquellos libros que estuvieran a su alcance. Nunca estuvo
afiliado a ninguna asociación política, si bien llegó a ser alcalde del pueblo
durante la dictadura de Miguel Primo de Rivera, participando en actividades en
contra del gobierno autoritarista de este militar. Liberal y autodidacta,
gustaba de leer en familia obras de autores clásicos como Zorrilla, Guimerá,
Calderón, Tolstoy o Dostoievsky. Realizando un gran esfuerzo económico,
consiguió dar estudios a todos sus hijos, a los que inculcó afán de superación
y espíritu de lucha.
Baltasar
("Balta", como le llamaban familiarmente), aunque ayudaba en el
negocio paterno, no le motivaba seguir la trayectoria profesional de su
progenitor. Siendo niño manifiesta actitudes destacadas en el dibujo y la
escultura, ingresando a la edad de doce años en la Escuela Cervantes de
Benavente. Sus primeras obras personales las realizará en yeso y barro cocido
(terracotas), sirviéndole amigos y familiares como modelos. Será en ella donde
entra en contacto con los modelos griegos de las formas cicládicas que tanto
habrán de influir en su obra. Su maestro recomienda que siga estudios en
Valladolid, lo que consigue gracias a una beca e la Diputación Provincial de
Zamora. En el año 1922 entrará como aprendiz en el taller de Ramón Núñez
(Valladolid) donde trabaja tallando retablos y figuras en madera anónimas, que
son expuestas en diferentes iglesias de la comarca. En 1923 entra en la Escuela
de Artes y Oficios y asiste a las clases que se imparten en el Museo de Bellas
de Valladolid, obteniendo un año después una beca para estudiar en la Academia
de Bellas Artes de San Fernando de Madrid (1927), cuando contaba sólo con
diecisiete años. Apenas permanece en ella unos meses, abandonándola por
resultarle excesivamente academicista, perdiendo la beca. Para ganarse la vida
comienza a trabajar en el estudio del poeta anarquista Ángel Garzón que conoce
en la escuela de modelado del Círculo de Bellas Artes.
Como hiciera su padre, mientras
trabaja para ganarse la vida asiste a clases nocturnas en la Escuela de Artes y
Oficios de Madrid, donde colabora y participa en exposiciones colectivas con
otros compañeros de clase. Parece ser que a partir del momento en que conoce a
Madrigal y su libro "Arte y compromiso. España 1917-1936" cuando se
posiciona abiertamente con las clases populares y marginales como mendigos y
prostitutas. A los diez y seis años realiza en escayola su escultura "El
esclavo" para la Diputación Provincial de Zamora, representando a una
figura masculina en la acción de liberarse de sus ataduras. Este gusto por las
formas clásicas se consolidará, pasado el tiempo, durante su viaje a Grecia en
el año 1977, elaborando una serie de trabajos que agrupará bajo la denominación
de "Los Centauros".
A través de
Ángel Garzón, dueño de un taller de escultura en Madrid y militante libertario,
Lobo empieza a integrarse en el movimiento anarquista en que participará
activamente durante la guerra civil. En 1936 se integra en las filas
libertarias desde la sección de Artes y Letra, dando lecciones en el frente a
los milicianos que no sabían leer ni escribir. Armonizaba así la filosofía
ácrata de hacer la revolución (crecimiento personal y humanista del individuo)
al mismo tiempo que la guerra, combatiendo al fascismo.
Pasará algún
tiempo dedicado a esculpir trabajos por encargo, principalmente para panteones
funerarios y lápidas mortuorias. Su estancia en Madrid le pone en contacto con
el arte de los íberos al visitar el Museo Arqueológico de la capital. El
esquematismo y la pureza de formas le impresionaran profundamente,
constituyéndose a partir de ese momento, en uno de los objetivos espirituales y
simbólicos en su creatividad. Importante será también, en el perfil artístico y
estético del escultor, la relación que establecerá posteriormente con artistas
como Picasso, Gargallo, Salvador Dalí y otros protagonistas del movimiento
surrealista y existencialista de la época.
Al estallar
la sublevación militar su familia deja Zamora instalándose en Madrid, donde
vivía el artista, con la idea de permanecer unidos en tiempos que se auguraban
difíciles. Allí adquieren una casa en las afueras, donde una vez más, Isaac
Lobo construye un taller para su hijo. Taller que tendrán volver a abandonar
por establecerse en esa zona de Usera la línea del frente en el Manzanares para
la defensa de capital. Familia comprometida con la república y la causa de los
trabajadores, todos sus miembros tomaron parte activa en el movimiento
revolucionario que se vivía en esos momentos. Isaac Lobo perteneció a la 36ª
Brigada Mixta formada el primero de enero de 1937 (BM), encargada de la defensa
de la línea Usera- Villaverde, donde los enfrentamientos llegaron a
recrudecerse hasta tal grado, que el barrio llegó a conocerse como el “campo de
las calaveras” por la cantidad de cadáveres encontrados al terminar la guerra.
Dará lugar a la leyenda del famoso “Túnel de la muerte”. Víctima de esos
bombardeos, Isaac pierde la vida cuando visitaba el estudio que él mismo había
creado (1938) y toda la obra de Baltasar quedará destruida. Apenas se salvan
unas cuantas, que tendrán que malvender para poder sobrevivir.
MADUREZ Y EXILIO
Las dos
hermanas de Baltasar Lobo también prestaron militancia en las filas
anarquistas. Visitación Lobo, la menor de ellas, fue una de las fundadoras de
la organización "Mujeres Libres", asociación feminista de las mujeres
de la Confederación Nacional del Trabajo (C. N. T.) y estuvo unida
sentimentalmente a Gregorio Gallego, miembro destacado del Comité de Defensa
del frente de Madrid. Durante todo el tiempo que dura el enfrentamiento bélico,
Baltasar abandona sus actividades escultóricas para dedicarse a ilustrar
revistas libertarias y hacer carteles de propaganda para el Frente Popular. En
ellos dejará constancia de su preocupación por la emancipación del campesinado,
realizando dibujos de gran valor artístico como el hecho a carboncillo del
dirigente anarcosindicalista Buenaventura Durruti (1937). En esos días realiza
también con la misma técnica de lápiz-carbón su obra "Asesinos",
editada el primero de mayo de 1937, describiendo con gravedad los horrores de
la guerra. Seguramente bajo la influencia de la serie negra de Goya, para
muchos estudiosos de Arte, el dibujo en cuestión serviría de inspiración al
famoso "Guernica" de Pablo Picasso. Otros, sin embargo, afirman que
dicha composición escénica era típica en aquellos momentos en los carteles de
propaganda.
Lobo
participará abiertamente en la guerra civil alineado en las filas del Frente
Popular republicano. En plena juventud formará parte del Comité de la
Federación Ibérica de las Juventudes Libertarias (F.I.J.J.) surgida en Madrid
en el año 1932 y que continuó activo en París tras la caída de la Segunda
República española. En todas sus creaciones de este momento deja constancia de
su preocupación por la emancipación del campesinado en el que tenía insertas
sus raíces familiares, colaborando en publicaciones como "Campo
Libre". También quiere contribuir a la concienciación de los trabajadores
y en la propagación de la ideología anarquista ilustrando textos
anarcosindicalistas en "Tierra y Libertad", órgano oficial de
propaganda de la Federación Anarquista Ibérica (F. A. I.). Su participación en
la liberación de la mujer lo hace a través de aportaciones a la revista
"Mujeres Libres", en cuya fundación como ya hemos dicho antes,
participaría su hermana Visitación Lobo y la que habría de ser su compañera
sentimental, Mercedes Camaposada Guillen.
Baltasar
Lobo conoce a Mercedes Camaposada Guillen a la edad de veinte y tres años.
Abogada y escritora, ejerció como pedagoga en las empresas sociales de las
organizaciones anarquistas. Nacida en Barcelona el 14 de agosto de 1901, fue
hija de un zapatero autodidacta socialista. Comenzó a trabajar como montadora
de películas cinematográficas y estuvo afiliada al Sindicato de Espectáculos
Públicos de la Federación Catalana de la C. N. T. Viajó a Madrid para terminar
sus estudios, teniendo como maestros al poeta Antonio Machado y José
Castillejo. Licenciada en Derecho, intentó crear escuela de adultos para
obreros que no sabían leer ni escribir. Le apoyaba en esta empresa el ideólogo
anarquista Valeriano Orobón Fernández. La iniciativa no tuvo mucho éxito, dadas
las circunstancias político-sociales del momento y la resistencia de los
hombres a ser instruidos por las mujeres.
Valeriano
Orobón Fernández fue sin duda uno de los ideólogos anarquistas con mayor
formación intelectual de la época. Hijo de un militante del Partido Socialista
Obrero Español (P. S. O. E.) se afilió a la C. N. T. a la edad de catorce años
y a los dieciocho representa a esta organización por Valladolid en el Congreso
de la Comedia, celebrado en 1919. Perseguido y encarcelado, expulsado de
Asturias, inicia el exilio hacia París en 1924, donde continúa con sus
actividades políticas. En 1926 es expulsado de Francia por su participación en
un mitin contra la dictadura de Primo de Rivera. En Alemania se instala en
Berlín, asumiendo la secretaría de la Asociación Internacional de Trabajadores
(A. I. T.). Cuando se declara la República vuelve a España, donde intenta
propiciar la unión con la U. G.T. (Unión General de Trabajadores, sindicato con
afinidades ideológicas con el P. S. O. E. Cuando se inicia la campaña de
represión de la huelga de La Canadiense, Valeriano Orobón es encarcelado en la
cárcel Modelo de Barcelona, en la que contraerá una grave enfermedad que le
acompañará toda su vida. A su salida de la prisión, se aloja en la casa de
Mercedes Camaposada, compañera de Baltasar Lobo.
Unidos en el
proyecto de formar a la clase trabajadora, Valeriano Orobón apoyó a Mercedes en
un nuevo intento de divulgar la cultura entre las clases populares cuando esta
se propuso dar clases a las mujeres que estaban sufriendo la represión del
machismo imperante. En Abril de 1936 funda el movimiento feminista ácrata
"Mujeres Libres", en cuya revista publicará sus dibujos su compañero
sentimental Agustín Lobo. En el exilio trabajará como secretaria del pintor
malagueño Pablo Picasso. Publicará artículos de carácter ideológico y político
en distintas revistas y escribirá varios libros, entre los que encontramos
títulos como "Esquemas" y "Las mujeres de nuestra
revolución" (1937), "La Ciencia en la mochila" (1938),
"Conversaciones con los artistas españoles de la Escuela de París"
(1960) que firma como Mercedes Guillén, suprimiendo su apellido paterno, y una
historia sobre la organización "Mujeres Libres".
En este
contexto de militancia y lucha, Baltasar Lobo pasó la primera parte de su vida.
Al terminar la guerra, con la derrota del Frente Popular y la caída de la
Segunda Republica, se ve obligado a exiliarse a Francia. Se instala en París
donde fija su residencia gracias a la solidaridad de otros artistas españoles
con mejor posición económica. Poco después, Mercedes se unirá a su destierro
llevando consigo parte de la obra que había quedado en España. Instalados en el
barrio de Montarnos, ocupa un taller que había pertenecido a otro célebre
escultor: Naum Gabo (1939). Establece amistad con Henri Laurens y comienza a
realizar una serie de exposiciones, siendo la primera en la Galerie Vendôme
compartida con otros grandes del mundo de la cultura. Su primera exposición
individual tiene lugar en Estocolmo (Galerie Blanche, 1941). Su primera gran
obra de relieve internacional la realiza por encargo del arquitecto Carlos Raúl
Villanueva para la Universidad Central de Venezuela (1951), con el título
"Maternité". El vínculo con la nación venezolana se mantendrá a lo
largo de toda su vida.
Al terminar
la guerra Baltasar Lobo tiene que exiliarse a Francia, donde logra librarse de
la suerte de otros compatriotas que eran hacinados en playas, fábricas
abandonadas y auténticos campos de concentración. La amistad con un periodista
sueco que había conocido en Barcelona le permiten contactar con otros españoles
que habían corrido la misma suerte, con los que establece lazos de solidaridad
y de ayuda mutua. Se instala en Montparnase, barrio ocupado por artistas
pobres, a diferencia de otros más adinerados como Pablo Picasso, que tendrá su
residencia en la zona de los Campos Elíseos. Mercedes Camaposada no tendrá
tanta suerte ya que será hecha prisionera y retenida contra su voluntad durante
varios meses y en condiciones de insalubridad difícilmente soportables. Durante
ese internamiento contraerá una enfermedad crónica que padecerá hasta el
momento de su muerte.
En Francia,
Baltasar continúa trabajando como pintor y escultor. Para sobrevivir venden
algunos dibujos que Mercedes había conseguido traer con ella desde España. Ante
la situación económica que ambos compartían, deciden visitar a Picasso que,
conocido por su solidaridad con las gentes del exilio, les ayudará a
sobrellevar esos días en la capital francesa. En París, Lobo se presentará en
el estudio del pintor malagueño llevando consigo una carpeta en la que contenía
algunos de sus mejores dibujos. Pablo le anima a seguir adelante, infundiéndole
ánimos que resultan decisivos en ese momento de la carrera del anarquista
zamorano. Obtiene el permiso de residencia y gana algún dinero con el que pone
un pequeño taller en una calle en la que también vivían Gabo y Henri Laurent.
El encuentro con esta último en la Galería Zarvos (1939) fue también decisivo
en la trayectoria artística de Baltasar Lobo. La amistad que inicia con Laurens,
en cuyo taller trabajará durante algún tiempo, durará toda la vida y de é
adoptará su gusto por las formas curvilíneas así como la concepción de las
percepciones cubistas.
La fama de
Baltasar empieza a tener connotaciones internacionales y a desvincularse del
movimiento anarquista, incorporándose de manera más aséptica a las creaciones
abstractas. Un viaje a la Unión Soviética le produce un fuerte desencanto que
le alejará definitivamente de su relación con el socialismo comunista, con el
que mantenía cierta relación por su contacto con otros intelectuales y
exiliados españoles huidos de la represión franquista. Influido por el espíritu
de fraternidad universalista contribuirá, junto a otros artistas franceses y
españoles a la elaboración de un gran mural para el Hospital Psiquiátrico de
Sainte Anne que acogía a la población marginal de París (1945). Durante los
años cuarenta vinculará las formas populares a la esquematización de las
figuras. De ese momento tenemos ejemplos como "Ídolo" (1941) y "Campesina"
(1942), así como diferentes estudios sobre el denudo femenino y las
"maternidades". Aunque inicia un recorrido experimental con piezas
más abstractas, sigue bajo la influencia el mundo clásico como se demuestra en
sus cabezas de toro con paralelismo en el Mediterráneo minóico centauros que
nos sugieren un retorno a los sempiternos modelos griegos.
Paris,
Praga, Estocolmo, Frankfurt, Zürich, Luxemburgo,
Bruselas, Tokio, Osaka, Caracas…La obra de Baltasar Lobo
recorrerá todas las galerías de las ciudades más importantes del mundo. A
partir de los años setenta ya estará absolutamente consagrado en Europa como
artista imprescindible para comprender el arte contemporáneo. En los años
ochenta empieza a exponer en su tierra, celebrando su primera exposición en
Zamora (1984) y siendo homenajeado en la VIII Bienal que se celebra de esta
ciudad (1986).
SU OBRA
Durante la
década de los años cuarenta sus esculturas figurativas como "Ídolo"
(1941), "Campesina" (1942) y sus alegorías a la maternidad empiezan
tomar formas abstractas. Ninfas, centauros con torsos femeninos, tauromaquias y
toda clase de formas le sirven para consolidad su propio estilo que en los años
cincuenta se manifiesta perfectamente consolidado. La tosquedad de sus texturas
va perdiendo protagonismo en aras de una mayor abstracción, resultado de la
influencia de Constantin Brancusin. Inicia una fase de investigación del
desnudo femenino que refleja en estudios de maternidades y bañistas, ninfas y
centauros. A partir de los años cincuenta ya ha elaborado un lenguaje propio
con absoluto dominio de los volúmenes que trabaja en bronce y mármol con un
depurado pulido en los que la refracción de la luz adquiere importancia. La monumentalidad
de sus creaciones alcanzan su máxima expresión en las esculturas urbanas,
principalmente en las conocidas como "A los españoles muertos por la
Libertad" (Annecy, 1948) y "El homenaje a León Felipe" (Zamora,
19839).
La mujer
será un referente inequívoco del escultor- La representa en posiciones sedentes
y reclinadas de gran serenidad, o bien con erguida majestuosidad y gesto
orgulloso de su condición femenina. Es la mítica "Magna Mater",
principio de las diosas femeninas de las religiones ancestrales y a la vez, la
idealización de los primeros recuerdos de la infancia. Siendo un tema
recurrente en los artistas tras la Segunda Guerra Mundial, Baltasar Lobo sabe
darle una identidad propia con volúmenes de curvas sensuales, interpretadas por
muchos especialistas en arte como una reacción al cubismo comunistoide
picassiano. Las maternidades del escultor anarquista emanan alegría y
naturalidad asociada a la libertad del vuelo de los pájaros. En algunas de sus
creaciones es fácil identificar el pequeño cuerpo recién llegado al mundo con
un ave cuyo vuelo es sostenido por los brazos de la madre.
Sus
esculturas llevan igualmente implícitos sueños de melancolía por una madre que
apenas pudo disfrutar, ya que quedó huérfano siendo aún un niño. Tenía un sentido
religioso de la escultura y entre sus proyecciones artísticas tenía como
objetivo conseguir el efecto de ingravidez en el pesado mármol: "Siempre
he soñado con una escultura de mármol que sea como un vuelo que se eleve desde
el suelo, que se eleve desde el suelo para brillar en medio de la luz y nos
haga olvidar la pesadez y la penalidad de la tierra".
Reconocido a
nivel internacional antes que en su propio país, recibió toda suerte de
galardones y premios, entre los que mencionaremos:
- PREMIO ANDRÉ SUSSE DE ESCULTURA.
1958
- PREMIO JACQUES LENCHENER. 1974
- PREMIO OFICIAL DE LAS ARTES Y LAS
LETRAS DE FRANCIA.1981
- PREMIO NACIONAL DE LAS ARTES
PLÁSTICAS DE ESPAÑA. 1984.
- PREMIO DE CASTILLA Y LEÓN DE LAS
ARTES.1985,
- ORDEN ANDRÉS BELLO DEL GOBIERNO DE
VENEZUELA.1989
Realizó las siguientes
exposiciones:
1951. Galerie Blanche, Estocolmo
1953. Galerie Evrard, Lille
1955.Museo de Bellas Artes, Caracas
1957.Galerie
Villand & Galanis, Paris
1958. Museo de Bellas Artes, Caracas
1960.Retrospectiva, Museo de Arte Moderno, Madrid
1962.Galerie
Villand & Galanis, Paris
1964.Galerie Villand & Galanis, Paris
1966.Galerie Villand & Galanis, Paris
1968. Fundación Mendoza, Caracas
1970. Galería Theo, Madrid
1971. Retrospectiva, Maison de la Culture, Bourgues, Francia
1972.Galerie
Im Rathaus Tempelhof, Berlín. Galería
Theo, Valencia
1976.Galerie
Nathan, Zürich
1977.Galerie Kutter, Luxemburgo
1978.Musée Toulouse-Lautrec, Albi, Francia
1980.Galerie Appel und Fertsch, Frankfurt
Galerie Paul Valloton, Lausana
Galería Italia, Alicante
1981.Galería Freites, Caracas
1984.Alcaldía, Cericinos de Campos, España
Sala de Exposiciones, Caja de Zamora, Zamora
1985.Galerie
Nathan, Zürich
1988.Galerie Daniel Malingue,
París
1989.Galerie Nichido, Tokio
M.A.C. de Caracas, Caracas
1992.Kunsthalle, Tübingen
Museo de Arte de Umeda, Osaka
Museo de Tokio, Tokio
1993.Galería Freites, Caracas
1994.Galería Leandro Navarro, Madrid
1995.Centre
d’Arts Plastiques, Royan
Iglesia de la Encarnación, Zamora
1997.Fundación cultural Mapfre Vida, Madrid
2006.Galería
Leandro Navarro, Madrid
2009."Baltasar Lobo en el Museo de Bellas Artes de Asturias"
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Baltasar Lobo falleció en París a la
edad de 83 años, sorprendiéndole la muerte cuando estaba inmerso en numerosos
proyectos creativos y museísticos que habrían de ubicarse en tierras zamoranas.